Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Cada gesto suyo era pura maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como https://royqyyn472795.mdkblog.com/44572785/qué-pasó-realmente-en-el-cabezazo-de-zidane